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El ansiado cambio

 

Se han disuelto las Cortes y habrán de repetirse las elecciones. Los grillos mediáticos grillan que el resultado de las anteriores elecciones ha sido estéril, que el acceso de nuevos partidos al Parlamento no ha traído más que confusión, más de lo mismo y sobre todo mucha frustración. Lo dicen y repiten todos a una.

Falso. Muy falso. Y es que lo cierto, lo objetivo, la verdad, la tenemos ante nuestras narices. Este país, sin que se haya desalojado aún a Rajoy de la Moncloa YA está disfrutando de una trasformación muy importante desde que hace muy poco apareció el 15-M y después de que un grupo de jóvenes muy bien formados y con enorme capacidad de organización y sacrificio le dieron forma a muchas de las ideas surgidas de este, constituyendo para ello una especie de plataforma electoral que un día acabará convirtiéndose, como es lógico y natural, en un partido político normalmente estructurado.

La realidad, la de este país, no se puede contemplar, discutir o analizar sin tener presente este hecho. ¿Alguien puede creer que de no existir Podemos estaríamos viendo a la Barberá a través de los visillos de su vivienda? ¿Quiénes estarían instalados todavía en la Generalitat? ¿Estarían Carmena y Ada Colau rigiendo las dos ciudades más importantes del país? ¡Da hasta risa comprobar que Esperanza Aguirre anda pidiendo primarias! Algo se está moviendo. Si se hace un repaso por la actualidad no podremos más que llegar a una sola conclusión: lo que todos entendemos por “el cambio” aún no se ha producido, está muy lejos aún, pero se han dado pasos importantes para que éste llegue a producirse. Dicho de modo más sencillo: el cambio no se ha producido porque está produciéndose, las cosas no son tan fáciles.

En cuanto al “drama” de que hayan de repetirse las elecciones hay que contemplarlo como lo que verdaderamente significa: es la primera vez en más de treintaicinco años que ninguno de los dos grandes y ricos partidos logra colocar en la Moncloa a su candidato. Se trata para ellos de un fracaso histórico de inmensas proporciones y también con importantes repercusiones: muchos que habían hecho de la política una profesión y modo de vida tienen ante sus ojos negros nubarrones. En ambos partidos se están produciendo grietas y empieza a extenderse un pánico contenido que más pronto que tarde empezará a aflorar. Al tiempo.

Mientras, los ciudadanos debemos seguir tranquilos los acontecimientos: nos cuentan y continuarán contando lo caro que resulta repetir las elecciones (bastante más barato que una visita del Papa) las encuestas tratarán de bajarnos la moral (siempre lo hacen y sin embargo la subida de Podemos ha sido exponencial) intentarán hacer sangre con las diferencias entre Podemos e IU o las diferencias internas de cada uno de ellos (nosotros tranquilos: sabemos que no tienen más remedio que ponerse de acuerdo porque es mucho lo que está en juego) Seguirán buscando indicios de corrupción en Podemos y si no los encuentran los inventarán (Será porque no hay corrupciones importantes para investigar)

Podemos hacer muchas cosas, desde colaborar de alguna manera con Podemos o la coalición que resulte, hasta esperar tranquilamente la hora de votar para que al fin se realice ese soñado cambio que muchos deseamos y que firmemente creo que TODOS necesitamos. Lo importante ahora es no perder la fe, la ilusión y el entusiasmo sabiendo que, más que nunca, nos van a martillear con infundios, mentiras y noticias negativas o falsas.

Mi opción, la mía personal, es apoyar a Podemos para que pueda realizar los cambios que promete. Claro que pueden fallarme, ya lo sé. Pero siempre será mejor apoyar a quien no sé si me fallará, que a otros que la experiencia me dice, no que me puedan fallar, sino que SIEMPRE me han fallado.

Visto así, la disyuntiva parece clara. ¿No?

Miguel Álvarez.

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