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Elucubraciones

Según informan los informadores, parece que el rey emérito se embolsó una cuantiosa comisión que le pagó el rey saudita por mor del Ave a la Meca. ¿Como pudo ser tal cosa?

Si el asunto de las comisiones funciona tal como suele suceder en este suelo patrio, la comisión se le paga al individuo o al partido que consigue la bicoca de un buen contrato. En el caso que nos ocupa, si Juan Carlos rey puso sus buenos oficios ante el rey árabe para conseguir un contrato de chuparse los dedos, lo normal es que los paganos de la comisión fueran los contratistas españoles. Si esto fuera o fuese así
la cosa se lía cantidad porque son algunos empresarios los que están implicados en tan tenebroso embrollo.

Claro que hay otra explicación posible para que fuera el rey saudí el que le pagara al rey emérito y es que fuera el rey saudí el que pidiera la comisión a los solicitantes del negocio, a lo que, en buena lógica, accedieron amablemente los comerciantes hispanos, pero, como entre reyes andaba el juego, el experto negociante y rey de todas las españas solicitara a su vez su parte en la mordida, a l que probable y graciosamente accedió el saudí, con lo cual se evitaba, de paso, que la honorable patronal patria se viera envuelta en engorrosos asuntos judiciales, que es ley no escrita pero sí respetada con asiduidad en las varias curias nacionales, la de que no resulta conveniente que los patronos pisen los ámbitos judiciales.

Y a todas estas, no parece que a ningún fiscal se le haya ocurrido solicitar a la Corina que cante, si no todo, al menos lo que afecta a este caso. Porque para prestar testimonio no parece que lo de “amigaos” sirva de excusa.

 

Juan García Caselles

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