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Habilidades comunicativas para enfrentarse al Cambio Climático

Tanto los políticos verdes como los activistas medioambientales comparten una serie de deficiencias que les impiden conectar con la sociedad.

Por lo que respecta al primer grupo, se deben a una serie de errores.  El primero radica en la falta de visibilidad, tan «cultivada» por los populistas de derechas, cuyos métodos son realmente innovadores en ese ámbito. Esa escasez de presencia pública crea una desconexión entre políticos por un lado y electorado por el otro, que desconoce los logros obtenidos por sus líderes. ¿A qué se debe esa «ocultación» de los propios éxitos? Fundamentalmente, a un sentido muy arraigado de la vergüenza, un rechazo de la arrogancia y al desconocimiento de las decisiones de los votantes, pues creen que siguen sus actuaciones y son aplaudidas. En realidad, pocos individuos se preocupan activamente de la política, pero los políticos parten de la falsa premisa de que sus electores se interesan por el devenir de sus líderes.

El segundo error consiste en considerar la «humildad» una virtud. En parte, porque los líderes conservadores no tienen ningún reparo en propalar y repetir sus logros, sean ciertos o no. La solución consistiría en transmitir una información sobria y honesta que la población tiene derecho a conocer.

El tercer error es el miedo a las críticas del propio partido y los ataques del adversario. Un recurso adecuado pasaría por un asesoramiento que contrarrestase la propia inseguridad y la publicitación de los logros.

El cuarto error reside en mantenerse en una «zona de confort» y evitar el contacto directo con el pueblo. El remedio más efectivo estriba en una revalorización individual y grupal.

En cuanto a los activistas medioambientales, deberían considerar la oportunidad de entrar en las instituciones públicas mediante una serie de actuaciones. La primera, ejercer más como políticos que como activistas para captar los entresijos del poder. La segunda, montar campañas electorales para constatar todo el trabajo que comporta y aprender así a organizarse. La tercera, comprobar que sus creencias acerca del funcionamiento político son erróneas. La cuarta, desarrollar habilidades mediante la negociación con las coaliciones. La quinta, potenciar la estructura «horizontal». La sexta, aplicar liderazgos igualitarios que consigan la aceptación de la ciudadanía. La última, «bajar» el nivel científico de su divulgación medioambiental, impulsar mensajes positivos acerca del cambio climático, y potenciar habilidades y actitudes comunicativas que atraigan al público.

Si nos centramos ahora en la última acción, se puede constatar que tanto el conocimiento de la legislación ambiental como la formación científica son totalmente insuficientes a la hora de comunicar el cambio climático. Solo el desarrollo de auténticas habilidades comunicativas pueden compensar dicha insuficiencia.

Así pues, la hipótesis de la que parten los activistas medioambientales —creer que la población cuenta con información suficiente y comprende a la perfección los informes técnicos— es totalmente equivocada. Es el principal motivo por el cual no adquieren «talentos» comunicativos y hay muy pocos con los conocimientos y habilidades suficientes para impactar en el auditorio y evaluar correctamente lo poco preparados que están.

Asimismo, por muchos conceptos teóricos que dominen, de poco les servirán si no cuentan con las herramientas experienciales necesarias —que pocas personas saben utilizar— para llegar al auditorio, especialmente en situaciones adversas o complicadas. De hecho, la capacidad de actuación y su medición no dependen del ámbito teórico o intelectual, sino experiencial.

Si, finalmente, los activistas medioambientales y los políticos «verdes» llegasen a adquirir conciencia de dónde están sus errores, ¿qué pasos deberían seguir?

El primero, asumir que las habilidades y actitudes comunicativas no se desarrollan espontáneamente y que hay que tener paciencia y aplicar metodologías adecuadas para conseguirlas.

El segundo, potenciar una reflexión que cambie su manera de percibir y estar en el mundo. Es decir, «empatizar» con el auditorio.

El tercero, formarse en disciplinas relacionadas con la propia experiencia, porque la formación no es tan solo sinónimo de preparación, sino también de experimentación. Con todo, hay que ir con cuidado en este ámbito, puesto que hay «pseudoprofesionales» en el terreno de la formación experiencial. Ahora bien, una vez identificados los expertos competentes y honestos, se podrán integrar las competencias aprendidas practicando, disfrutando del aprendizaje y pensando en cómo aplicarlo. Desde luego, lo que ya no nos podemos permitir es tener herramientas excelentes para fomentar acciones medioambientales potentes que frenen el cambio climático y no utilizarlas.

La pregunta que podrían hacerse activistas y políticos «verdes» es qué ganarían desarrollando dichas habilidades y actitudes.

Uno de los «beneficios» sería el plus personal para activistas y políticos cuando se sienten tan inseguros al hablar en público que, o no lo hacen o se ponen nerviosos al hacerlo, y reproducen ideas poco estructuradas o con demasiados matices. La adquisición de habilidades les facilitaría la producción de mensajes sintéticos, claros e impactantes que sí que llegarían a la gente.

No obstante, el «beneficio» más importante sería frenar el cambio climático. Ante tantos retos y obstáculos, son necesarios todos los recursos disponibles para construir un planeta mejor. Aplicándose en dichas disciplinas, se puede incidir con mucho mayor impacto en una sociedad que llegaría así a ser más justa y equilibrada. Es el camino óptimo para que los valores «verdes» calen sólidamente, transformen los sistemas de producción actuales en otros más limpios y sostenibles, y haya una redistribución cabal de la  riqueza.

Pepa Úbeda

 

 

 

  1. Juan Vergara Deltoro Says:

    Estoy muy de acuerdo en lo que dices. Sólo si llegan los mensajes de la emergencia del cambio climático a una parte sustancial de la población y se la implica se podrá legislar para contrarrestarlo y, lo que es más importante, ser capaces de hacer cumplir las actuales leyes y normativa sobre el medio ambiente

  2. Salva Piqueras planells Says:

    Gracias Pepa el hacernos sentir al respecto.En cada uno de los textos, frases y palabras que transmitimos, existe la posibilidad de hacerlo facil o enrrebesado, ilusionante o paralizante y claro está aparece que o quien es quien habla. Para mi creo que hay que llegar primero uno mismo a vibrar de forma vital, formarse mucho, agradecido de tener una meta de crecimiento a desarrollar dia a dia. Un saludo.

  3. pepa úbeda Says:

    Espero que a través del diálogo abierto, respetuoso, razonado y razonable tomemos conciencia personal y, después, colectiva de nuestro deber en el planeta. No solo generacional, hacia nuestros descendientes, sino también hacia todo aquello que forma parte de un planeta que tanto nos ha dado y que en tantas ocasiones hemos disfrutado en contacto con la naturaleza

  4. gustavo arango restrepo Says:

    Bien, Pepa. Adelante y feliz 2021, aunque lo veo bien difícil gustavitor.

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