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La Malvarrosa vuelve a manifestarse contra la droga

Los vecinos protestarán el jueves por el repunte de la venta de heroína cuando se cumplen 30 años de las concentraciones y la carga policial

Los vecinos del barrio de la Malvarrosa van a volver a salir a la calle para exigir un barrio digno, con inversiones y sin droga. Con el lema ‘La Malva-rosa està farta!’. Una de las primeras acciones será una manifestación que tendrá lugar el próximo jueves, a partir de las 19.30 horas, en el corazón del barrio.

Este acto de protesta partirá de la avenida Malvarrosa, cruce con la calle Mendizábal, y recorrerá toda la avenida hasta llegar a la zona conocida como ‘Las cuatro esquinas’, justo donde se encuentran las Casitas Rosa, uno de los principales focos de la venta de droga.

La elección de la fecha de esta manifestación no es casual, coincide con el 30 aniversario de las manifestaciones que ya realizaron los residentes en el año 1991 y que tuvo como fecha clave el 7 de octubre de 1991, cuando se produjo una carga policial contra los vecinos.

Los vecinos de nuevo se movilizan porque afirman que el barrio necesita inversiones y, porque además, «desde hace tres años se ha producido un repunte de la venta de droga», explican desde la asociación de vecinos Amics i Amigues de la Malva.

Describen que «vuelven a deambular los drogodependientes en busca de la dosis diaria por nuestras calles y queremos que se resuelva el tema dando soluciones globales a estas personas, que en realidad son enfermos. Y que se ataje la venta de droga». «Uno de los puntos de trapicheo es una parada de autobús justo donde está el campo de fútbol donde acuden cientos de niños a hacer deporte», añaden.

Y es que, como apuntan Manola Pascual, Lola Torres y Elena Borbolla, miembros de Amics i Amigues de la Malva, «ha vuelto la venta de heroína y se puede ver a estas personas con la aguja o con la cuchara y el papel de plata entre los coches, en los parques y en las calles. No queremos tener que llegar a la misma situación que en 1991, cuando la venta de droga estaba muy extendida en la zona».

A la pregunta de por qué se ha producido ahora el repunte, explican que «no sabemos si el mayor control que se está haciendo estos años en el Cabanyal ha hecho que la venta se desplace más hacía aquí».

Desde este colectivo vecinal recuerdan que hace treinta años «los vecinos se concienciaron del problema, salieron a la calle, se unieron y demostraron que querían soluciones».

Recuerdos dolorosos

Una de las integrantes de esta asociación, Manola Pascual, afirma que «recuerdo de forma muy dolorosa el problema que tuvimos hace treinta años porque ibas viendo el deterioro de los toxicómanos. Sigo pensando que necesitan una ayuda integral para darles tratamientos adecuados y atajar la venta de droga en la Malvarrosa».

Elena Borbolla añade que «recuerdo que mi hijo era pequeño y salías a la calle y veías a gente consumiendo y en muy mal estado y te hacía sentir muy mal».

Ahora esperan que esa unidad para exigir una Malvarrosa más digna se vuelva a producir el día 7, en esta manifestación, que comenzará a las 19.30 horas.

«Desde junio y durante el verano se ha producido un repunte, ya que también había menos vigilancia, por que estaban en turnos de vacaciones, pero ahora los agentes están de nuevo patrullando constantemente y esperamos que sirva para que no se cronifique el problema», indica Lola Torres.

Cabe destacar que como explica Pau Díaz, portavoz de Amics i Amigues de la Malva, «antes de la pandemia ya empezamos a hacer manifestaciones. Se llegaron a hacer tres y la gente demostró que quería actuaciones e inversiones para el barrio. Vino la pandemia y ya no se pudo continuar por el confinamiento».

Además, recuerda que durante la pandemia, cuando hubo una mejora de la situación, llegaron a hacer una cadena humana con más de 600 personas, manteniendo distancias, para dejar claro que no se habían olvidado de la necesidad de hacerse escuchar y, ahora, es cuando de nuevo se movilizan para pedir cambios duraderos y que mejoren la calidad de vida de los vecinos.

Ya el mismo día de la manifestación afirman que «decidiremos si se hacen nuevas acciones, porque somos muy asamblearios».

Los residentes son conscientes de que son problemas de complicada solución, pero afirman que «se han de poner en coordinación las distintas administraciones para hacer una actuación de carácter global, en realidad nos lo deben desde hace muchos años».

Tienen claro que son un barrio obrero, «pero no queremos ser un barrio que viva de espaldas al paseo marítimo que tenemos tan próximo».

Hace treinta años recuerdan que con la presión vecinal se consiguió derribar uno de los bloques de las Casitas Rosa y se bautizó una plaza con el nombre de 7 de Octubre, para no olvidar lo que ocurrió entonces. Ahora, causalmente el Ayuntamiento de Valencia está revisando el planeamiento de la Malvarrosa y quieren que se haga un estudio global. «Tienen que hacer una intervención urbanística integral. No sabemos si tendrán que tirar o no algún punto degradado, pero hay que hacer rehabilitaciones en las Casitas Rosa y reacondicionarlas», indica Pau Díaz.

Además, creen esencial que «Servicios Sociales haga un estudio detallado para detectar a las familias necesitadas y cuáles están ocupando casas para la venta de droga».

También exponen que el Ayuntamiento de Valencia ha acondicionado la plaza Músico Moreno Gans, pero hay promesas pendientes como arreglar la plaza Antonio Eximeno, que sigue siendo un barrizal donde se atascan los coches cada vez que llueve intensamente. También les han prometido una biblioteca pública, junto a la calle Padre Antón Martín, algo que han reivindicado durante más de diez años, pero no bajan la guardia hasta que sea una realidad.

Lola Soriano
Artículo publicado en Las Provincias

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