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Nostalgia y elogio del trabajo en equipo

Fue un 15 de Junio de 2005 cuando se pusieron en marcha, por primera vez en la historia judicial española, unos juzgados dedicados exclusivamente a la lucha contra la violencia de género.

Porque sí, desengañémonos, existe una violencia que sólo conocen las mujeres, por el hecho de serlo. Al inicio de mi andadura, 15 años atrás, estaba muy lejos de intuir lo que ese trabajo provocaría en mi vida. De pronto, demasiado pronto, me di cuenta de que la vida en pareja esconde toda una gama de acciones que tienen como denominador común, la venganza mezclada con la sensación ilusa de poder.

Me encontré con todo tipo de mujeres, y también con todo tipo de hombres. Siendo testigo directo del desamor más crudo, empecé a preguntarme si era posible vivir de forma normal, sin que el espanto hiciera mella en mi vida, y sobre todo en la de mis seres queridos. No sé si lo logré. Algún día ellos dirán.  Sé que fueron los años más duros de mi vida profesional. Pero logré sacar cosas buenas de tanto horror. Comprendí, principalmente, que trabajar en equipo está en la base de todo. Conté con excelentes colaboradores que pusieron lo mejor de cada uno de ellos, para que el índice de trabajo brutal que soportábamos no nos venciera. No fue fácil. Pero lo conseguimos.

La vida profesional me ha llevado por otros derroteros, pero esa experiencia será imborrable. No se puede decir que añoro trabajar con la violencia de género. Es un tema muy duro. Pero añoro la calidad humana de las personas con los que trabajé.  Y en estos días, cuando todo lo vemos desde la perspectiva de la pandemia (la violencia de género lo es, en otro sentido), pienso que, más que en una vacuna, (que también) el remedio al mal está en hacer y decidir en equipo. “Ser”, en definitiva, equipo. Y en transmitir confianza. No demagogia. Ni autosuficiencia.

Sonia Chirinos Rivera

 

 

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