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El Parc Central és nostre i el volem verd

 

Aunque el Plan General de Ordenación Urbana de Valencia de 1988 prevé la conversión de los suelos ferroviarios de l’Estació del Nord en espacio verde, el Parc Central, el actual Gobierno Municipal quiere dilapidar la mayoría de este valioso suelo público mediante un gran pelotazo urbanístico. De las 64 hectáreas liberadas de los terrenos de la RENFE sólo 23 serán parque. Se quiere convertir gran parte de este patrimonio común en parcelas edificables vendidas a empresas inmobiliarias, holdings e inversores financieros extranjeros, buscadores de suculentos beneficios mediante la especulación y reventa en escalada de precios tan propia de una economía casino.

El rimbombante nombre de «Parc Central» es sólo el buque insignia electoralista con el que los gobernantes valencianos quieren disimular la ignominiosa operación privatizadora y especulativa que hay detrás. El parque proyectado sólo será un raquítico jardín rodeado de calles con tráfico, grandes bloques de viviendas, comercios, hoteles y altos rascacielos. Esta perniciosa operación de enajenación del suelo público en favor de intereses privados de lucro ha contado con el consenso de todos los partidos políticos municipales y autonómicos. Las autoridades valencianas quieren llenar con cemento, asfalto y ladrillo más del doble del suelo destinado a jardín, árboles y tierra respirable, y aún será mucho mayor la densidad y volumen construido en altura. Las pérdidas ciudadanas de esta vieja y peligrosa distopía urbanizadora serían inmensas e incalculables.

De espaldas a la ciudadanía

Este crecimiento neoliberal y desarrollista de espaldas al debate social y la ciudadanía valenciana hipoteca gravemente el futuro de la ciudad. Quieren levantar un barrio elitista con 4.000 viviendas de lujo en el suelo público más valioso del centro político, comercial, financiero, histórico y monumental de la ciudad. En la primera fase 1A del PAI se amputarían 135.000 m?2; de suelo público y se arrancarían los árboles centenarios de la calle Bailén, en vez de proteger y catalogar esta herencia viviente, y en las fases 1B y 2 se edificarían 353.958 y 139.883 m2 respectivamente.

Ni la ciudad ni su ciudadanía necesitan esta pérdida colectiva para la monstruosidad de levantar miles de viviendas y cuatro rascacielos de más de 25 alturas en el mismo corazón de la ciudad. València sólo cuenta con 5,64 m?2; de superficie verde por habitante, una de las tasas más bajas de las grandes ciudades españolas. No cumple con las recomendaciones de la OMS (10-15 m?2;). Esta violencia urbanizadora, en una ciudad con grandes déficits en bienes ambientales y equipamientos en los barrios y con decenas de miles de viviendas vacías, hoy sería impensable en ciudades europeas de renombre.

El suelo público del Parc Central constituye una reserva estratégica de bien común, tan valioso y necesario como escaso y amenazado. El actual proyecto de Parc Central constituye una opaca contrareforma autoritaria, neodesarrollista y clasista de saqueo del menguante espacio colectivo y común de la ciudad. Poco parecen haber cambiado los partidos gobernantes después de la reciente crisis socioeconómica que nos trajo la burbuja inmobiliaria, el monocultivo del ladrillo, así como tantos casos de corrupción.

El «túnel pasante» contral el Parc Central verd

El proyecto de Parc Central incluye la construcción de nuevas infraestructuras ferroviarias: una nueva estación de AVE y un largo túnel subterráneo de 9 kilómetros atravesando Valencia por las Grandes Vías para los trenes de cercanías, el AVE y los trenes de largo recorrido de pasajeros y mercancías. Los disparatados costes de este faraónico «túnel pasante», previsto para dentro de diez años o más, si es que alguna vez se hace, tienen la función de ser el anzuelo y la excusa para consumar con éxito el pelotazo inmobiliario en las primeras fases de actuación y hacer imposible que el Parque Central pueda ser un gran pulmón verde. Detrás de las promesas electoralistas del alcalde, Joan Ribó, de plantar miles de árboles y arbustos se esconde esta operación especulativa de recortes que la jerga política justifica como medio de afrontar los costes astronómicos del túnel aunque este «aprovechamiento urbanístico» tan sólo pagaría el 13% de las obras. El megalómano túnel entra en conflicto frontal contra el mismo Parc Central, exige su sacrificio como gran parque verde.

Pero muchos técnicos cualificados ven innecesario este gigantesco túnel. Consideran mucho más sensato y eficaz crear una estación intermodal en superficie para el AVE y los trenes de largo recorrido en la Fonteta de Sant Lluís. Esta opción mucho más barata haría innecesaria la operación especuladora sobre el suelo público y aumentaría el espacio verde disponible cercano a la Estació del Nord y a la actual Estación Joaquín Sorolla. La utilización y mejora del trazado y vías ya existentes, como las del túnel de Serrería, y la construcción de una conexión subterránea de los viales de cercanías con la Estación del Norte, facilitaría los trayectos locales evitando los impactos destructivos de un nuevo trazado ferroviario sobre las tierras de huerta protegida. También se reducirían los riesgos para las fincas existentes causados por la gran envergadura del movimiento de tierras en el subsuelo.

No queremos volver a las políticas del pelotazo inmobiliario. Exigimos la paralización inmediata de la subasta de terrenos públicos y la modificación de los PAIs para un Parc Central verde, más democrático, justo y acorde con los intereses del bien común. Un gran parque a la altura de las necesidades colectivas de equidad, salud ambiental y transporte de la ciudad y su zona metropolitana. Queremos conectar los barrios del sur de la ciudad con arbolado y vías verdes, no con calles repletas de vehículos, ruidos y humos tóxicos.

No hay excusas si existen alternativas técnicas mejores, compatibles con el «Corredor Mediterráneo» y con el AVE hacia Barcelona. El alcalde Ribó y el gobierno municipal han de ponerse del lado de las necesidades y aspiraciones de la ciudadanía valenciana protegiendo el suelo público y haciendo del Parc Central un gran pulmón verde para el encuentro, la diversidad social, el tejido comunitario, el bienestar colectivo, la salud ambiental y la conexión con la naturaleza.

Cuando las luchas vecinales de los setenta palpitaban reclamando la protección del Saler y el cauce del Túria como gran zona verde frente a la amenaza de una autopista que conectara con Madrid, el cuerpo político de la época tuvo la sabiduría, la generosidad y la fuerza de hacer naufragar esta pesadilla desarrollista. Ahora también esperamos que los legisladores valencianos rectifiquen y estén a la misma altura de miras para salvar el Parc Central del hormigón y el despilfarro innecesario.

Hoy, cuatro décadas más tarde, seguimos defendiendo el bien común: «El Parc Central és nostre i el volem verd!».

Mara Cabrejas –  Mónica Ibáñez

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