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¿Quién miente en el pacto de Andalucía?

Mucho se está hablando sobre lo ocurrido en Andalucía, porque efectivamente hay cuestiones históricas, por ejemplo:
  • La pérdida del PSOE del gobierno andaluz, después de 36 años de gobierno ininterrumpido y, pese a ser el primer partido más votado, que parece que se nos olvida. El PSOE ha perdido siendo el primer partido. El desgaste es lógico, porque gobernar desgasta. Pero Andalucía ha aguantado mejor que en ninguna otra parte de España los conflictos, tensiones, crisis, tanto internas del propio partido como las sobrevenidas por la situación de crisis desde el 2008. No se puede obviar la fuerte pérdida del PSOE, pero hay que reclamar sentido común, generosidad y buen diálogo interno en el conjunto del partido, porque sigue siendo la primera referencia del centro izquierda andaluz, ya que Podemos no ha conseguido cambiar la tendencia de voto, ni ser suficientes como socios de gobierno, ni siquiera superar a su rival Ciudadanos. Podemos debe hacer una buena lectura de su actuación política.
  • El PP gobernará con uno de los peores resultados de su historia. Es muy aventurado Casado cuando proclama que los andaluces querían “cambio”, porque ese cambio no pasaba por el PP. Pero les servirá para cerrar sus heridas internas por no tocar poder, aunque pueden abrirse otras grietas más profundas, porque Casado actúa, como él dice, “sin complejos”, y no sabemos hasta dónde llegará con su extremismo conservador.
  • Sin duda, Ciudadanos y Vox son los ganadores de la jornada. Los primeros porque han tenido una subida importante, pero sin olvidar que se convierten en la tercera fuerza, tampoco han conseguido superar al PP (su gran sueño) ni siquiera ser quienes ostenten la Presidencia de Andalucía. Así que, sí han tenido una subida importantísima pero siguen siendo “comparsas” del gobierno. Sobre Vox ya hemos analizado en otros artículos.

Lo que me genera más perplejidad ahora mismo es saber quién miente en esta escenografía.

El PP se va a convertir en el árbitro de este gobierno. A Casado no le molesta las bravuconadas de Vox, más bien al contrario, se le ve cómodo con ese tipo de manifestaciones, y parece tentado a rivalizar con ellos en ver quién resulta más extremista y ultraconservador. Pero Juanma Moreno, “el hombre gris al que la negociación se la dieron cerrada en Madrid”, tendrá a otro socio, Ciudadanos, que exigirá su representación.

Vox seguirá adelante con sus proclamas y algarabías, porque así ha obtenido sus votos, y ellos sí que actúan realmente “sin complejos”. Además, parece que está de moda desde que gobierna Trump las bravatas que no son políticamente correctas. Trump o Bolsonaro, entre otros, se caracterizan por decir aquello que a la inmensa mayoría avergüenza: ser machista, misógino, racista, xenófobo, y un tanto más de provocaciones peligrosas. Así pues, no esperemos nada más de Vox, porque su ascenso publicitario crece con titulares de fuego. Además, no van a gestionar, por lo que pueden permitirse decir todo lo que quieran y mucho más.

Ahora bien, ¿y Ciudadanos? Ellos son quienes deben quitarse la careta. Ellos son la gran incógnita, creo, sinceramente, que hasta para ellos mismos. ¿En qué mienten?

Si no están de acuerdo con lo que dice Vox, deberán empezar a distanciarse claramente, lo que pondrá en peligro los votos favorables de este tripartito para sacar adelante medidas de gobierno. Pero Ciudadanos ha manifestado una y otra vez que ellos “no han pactado con Vox”.

Y si lo que están es mintiendo a su electorado, fingiendo ser liberales y centristas, entonces Vox será quien exija que voten sus propuestas, teniendo a un gobierno PP-Ciudadanos como marionetas, haciéndolos pasar por el aro, cada vez que requieren sus votos.

Es la cuadratura del círculo. Alguien está mintiendo. Y pronto sabremos quién.

Ana Noguera

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