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Ya está bien.

Recapitulemos. Que se sepa, todos estamos de acuerdo en una cosa. La independencia de Cataluña es, hoy por hoy, inviable de toda inviabilidad, y así lo han reconocido hasta los propios independentistas. Y si la independencia va a ser inviable, ¿porque seguimos dándole vueltas al asunto? Detenciones, prisiones provisionales, caceroladas, manifestaciones, euroórdenes, supertertulias televisivas, encuestas, y tú más, la culpa es vuestra, lo mío es democracia y lo tuyo no, etc,. etc., y la testosterona saliéndonos por los ojos y las palabras.

Me vuelve a la memoria la pregunta del pretor romano: ¿a quién aprovecha el crimen? Y me salta la respuesta. Pues al sistema, o sea, al capital, que sigue beneficiándose del lío, utilizando la reforma laboral para llenarse los bolsillos, dejando de resolver todos y cada uno de los problemas de los pobres en general y de los trabajadores en particular. Esto a nivel nacional. Porque a nivel internacional la cosa es aún más clara, ya que se trata de mantener a toda costa la unidad de mercado, mandando un mensaje inequívoco a cuantos nacionalismos andan rondando nuestra Europa pluriforme, o sea, plurinacional y, de paso, dejando a la izquierda, que siempre ha coqueteado con los nacionalismos, hecha unos zorros.

Hace ya un porrón de años, unos sociólogos, catalanes por cierto, me dijeron aquello de que el nacionalismo tiene mucha mayor capacidad de movilización que la pertenencia de clase, cosa que mí me venía cuesta arriba, pero que he de reconocer como cierta, como se ve con solo repasar la historia.

Viene también a cuento el dicho de que “dime de qué presumes y te diré lo que no eres”, porque es perfectamente aplicable al caso de nuestro orgulloso ser de animales racionales. La realidad es que, como puede observarse en lo del lío catalán, de racionales, poco, porque respondemos mucho más a nuestros instintos más primarios antes que a la racionalidad de nuestros propios intereses. Y esto vale tanto para tirios como para troyanos.

Frente al ataque ideológico del capital utilizando su voz propia (o sea, los medios) que se dedica a excitar nuestras más bajas pasiones, parece necesario pasar de teles y de radios y de prensas para fijarnos de una vez por todas en las rumanas que escarban día tras día en los contenedores de basura, para , a partir de la realidad real, recuperar nuestro ser de humanos-hermanos y dejar de ser monigotes del capital y consumidores de la mucha basura que nos meten en la cabeza y en la bolsa de super.

Juan García Caselles.

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